Comer bien suena simple, ¿no? Solo hay que “comer sano”. Pero, ¿qué significa eso realmente? ¿Contar calorías? ¿Vivir de ensaladas tristes? ¿Dejar para siempre las tortillas? Respuesta corta: No. Comer bien no tiene por qué ser aburrido ni complicado, existe una herramienta conocida como el plato del buen comer que puede ayudar. Y mucho menos es algo que logres sin ayuda. Porque detrás de cada jitomate jugoso, cada frijolito tierno y cada tortilla recién hecha, están los verdaderos protagonistas: las y los productores agrícolas y pesqueros, nuestros héroes de alimentación.
Sí, esas personas que, día tras día, bajo el sol, la lluvia o lo que sea que les aviente el clima, trabajan para que nosotros tengamos alimentos frescos, nutritivos y, lo mejor, seguros. Gracias a ellos podemos hablar de una buena alimentación. No es solo cuestión de salud individual (que también es importante), es una cuestión de comunidad, de economía local y de calidad de vida para todos.
El plato del buen comer: mucho más que un dibujo bonito
Seguro lo has visto en la primaria o en el consultorio: ese famoso plato colorido que nos dice cómo balancear nuestra comida. El «Plato del Bien Comer» no es un capricho, ni una moda, ni una decoración de cartel. Es una guía práctica que resume lo que nuestro cuerpo necesita en cada comida y, lo más cool, está basado en los alimentos que producimos aquí mismo, en México.
Este plato se divide en tres grandes grupos:
- Frutas y verduras: Colores, sabores, texturas. Y sí, montones de vitaminas, fibra y antioxidantes.
- Cereales: Energía pura. Arroz, tortillas, pan… pero ojo, mejor si son integrales.
- Leguminosas y alimentos de origen animal: Frijoles, lentejas, pollo, pescado, huevo. Aquí están las proteínas que necesitamos.
Entonces, ¿cómo se ve un plato balanceado? Piensa en un taco de pollo con nopales, acompañado de arroz y un agua de limón sin azúcar. Fácil, rico y completo.
¿Por qué este plato es tan importante?
Porque nos ayuda a:
- Prevenir enfermedades: Comer así puede reducir el riesgo de obesidad, diabetes, hipertensión y enfermedades del corazón.
- Mejorar la calidad de vida: Más energía, mejor digestión, menos achaques.
- Comer variado sin romperte la cabeza: No necesitas dietas imposibles, solo equilibrio.
Ah, y no olvidemos el combo ganador:
- Agua simple todo el día: Olvida los refrescos. El agua natural es la reina.
- Menos sal y menos azúcar: Porque el sabor no está en lo salado ni en lo dulce, está en la combinación.
- Muévete: No tienes que correr un maratón, pero sí caminar, bailar, lo que te guste.
¿Quién hace todo esto posible?
En México, más de 6 millones de personas trabajan en la agricultura, la ganadería, la pesca y la acuacultura. Y aunque a veces no lo notemos, sin ellas y ellos no tendríamos acceso a alimentos frescos, variados ni seguros.
Ellos:
- Aseguran la calidad: Cultivan frutas y verduras llenas de sabor y nutrientes.
- Garantizan variedad: Gracias a su trabajo, tenemos acceso a alimentos locales y de temporada.
- Nos cuidan: Siguen prácticas seguras para que lo que llega a nuestro plato sea confiable.
- Piensan en el futuro: Muchos están adoptando prácticas sostenibles para proteger el medio ambiente y asegurar que las próximas generaciones también puedan comer bien.
¿Por qué importa reconocerlos?
Porque cuando apoyamos la agricultura local, cuando compramos en el mercado, cuando elegimos productos de temporada, estamos diciendo: tu trabajo importa. Estamos fortaleciendo nuestras comunidades, cuidando el planeta y, sí, comiendo más rico.
Detrás de cada sopa de lentejas, de cada ceviche fresco, de cada taco de frijoles, hay manos que sembraron, cosecharon y pescaron con dedicación. Son ellas y ellos quienes hacen posible que el «Plato del Bien Comer» no sea solo teoría, sino una realidad diaria.
Así que la próxima vez que te sientes a comer, recuerda: no estás solo. Hay todo un equipo de héroes de alimentación trabajando contigo para que alimentarte bien sea más fácil, más accesible y, lo mejor, más delicioso.
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