
Si alguna vez estuviste en una cocina profesional, una bodega de vinos o en una finca cortando frutas, seguro escuchaste algo como: «Vamos a medir los Brix con el refractómetro». Y tú, con cara de: «¿el qué con el qué?». No estás solo. Hoy vamos a desmenuzar qué es esta herramienta que suena a aparato de laboratorio alienígena pero que, en realidad, puede ser tu aliada en el mundo de la comida y la bebida.
Y no, no te voy a soltar un discurso de física óptica (aunque suene a eso). Vamos a ver para qué sirve, cómo se usa y por qué deberías tener uno a la mano si trabajas con alimentos. Spoiler: si te importa que lo dulce esté realmente dulce, esto te interesa.