
Es posible que últimamente hayas notado algo extraño en los pasillos del supermercado: los productos que compramos habitualmente parecen encogerse, los empaques son más pequeños o las porciones se han reducido, pero el precio se mantiene o lo peor hasta sube. Este fenómeno tiene un nombre peculiar: shrinkflation o para no usar anglicismos la reduflación. Es la práctica de reducir el tamaño o la cantidad de un producto sin reducir proporcionalmente su precio, y va a la par de inflación o si lo has notado cada fin de año.
¿Que es la reduflación?
Desde los cereales hasta las bolsas de patatas fritas, muchos productos se han visto afectados por la reduflación. Por ejemplo, lo que antes era el tamaño familiar es ahora el tamaño normal, mientras que el nuevo tamaño «mega» se convierte en la opción premium. Esta estrategia no es nueva y se utiliza para proteger los márgenes de las empresas frente al aumento de los costes de las materias primas, los problemas de la cadena de suministro y los salarios más altos. Osea que la si o si, siempre gana.
Expertos en el comportamiento del consumidor de la Universidad de Oxford, explican que nosotros los consumidores tendemos a notar más los aumentos de precio que las disminuciones de tamaño de los productos, un descuido que las empresas explotan mediante estrategias como la reduflación. Esto permite a las empresas ajustar sus precios de forma menos evidente, por ejemplo, una botella de bebida puede reducirse de 600 ml a 500 ml sin que cambie el precio, lo que pasa muuuuy desapercibido para muchos de nosotros.
Esta práctica nos obliga como consumidores a buscar alternativas como marcas blancas, osea sustitutos de alimentos o productos cosméticos a granel o nuevos que ofrecen mejor valor en periodos inflacionistas. Sin embargo, en el caso de productos básicos como los preparados para bebés, los consumidores pueden tener menos opciones y pagar más por menos.
¿Qué consecuencias tiene la reduflación?
El impacto de la reduflación va más allá de la inflación actual, ya que a menudo provoca cambios permanentes en el tamaño de los productos y en las estrategias de precios. A menudo, los productos no vuelven a su tamaño original aunque disminuyan los costes económicos. En su lugar, las empresas pueden introducir versiones más grandes con nombres novedosos, como rollos de papel higiénico «mega» o «supermega», que suelen venderse a precios más altos.
Además de la reduflacion, otras prácticas como la cheapflation (reducir la calidad de los alimentos) y la skimpflation (reducir la calidad o la cantidad sin bajar el precio) que afecta la percepción que tenemos los consumidores al hacer las compras. Estas estrategias económicas están llevando a muchos a elegir marcas generales que ofrecen precios más competitivos y una alternativa a las grandes marcas que practican estas políticas.
En resumen, la shrinkflation o reduflacion es una estrategia controvertida que las empresas utilizan para mantener sus márgenes de beneficio en tiempos de dificultades económicas, lo que repercute en el comportamiento de los consumidores y contribuye al auge de las marcas de distribuidor, ya que los consumidores buscan una mejor relación calidad-precio.
¿Qué se puede hacer para evitarla?
- Compara los costos y las cantidades de los productos.
- Desconfía de los cambios de peso y los tamaños.
- Revisa los precios por kilo o litro.
A medida que somos más conscientes de estas prácticas, optamos por elegir marcas que ofrecen transparencia, calidad y precios justos, lo que marca un cambio significativo en los hábitos de consumo y favorece el crecimiento de las marcas nuevas en el mercado.
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